Hace poco me encontré con una conmovedora declaración de Michael Keller, el hijo del autor y pastor Timothy Keller. Michael informó sobre la difícil condición de su padre, quien ha estado luchando contra el cáncer de páncreas durante varios años. Según Michael, a Timothy le queda poco tiempo con su familia en esta tierra.
Las palabras de Keller resuenan en mi corazón de una manera especial. Él escribió lo siguiente:
«Estoy agradecido por todas las personas que han orado por mí a lo largo de los años. Estoy agradecido por mi familia, que me ama. Estoy agradecido por el tiempo que Dios me ha dado, pero estoy listo para ver a Jesús. No puedo esperar a ver a Jesús. Envíame a casa».
Estas palabras me han impactado de varias maneras. En primer lugar, Timothy Keller ha sido un autor influyente desde diversos puntos de vista. A pesar de mantener una ortodoxia calvinista evangélica, ha sabido interactuar con diferentes tradiciones del protestantismo, como con el pentecostalismo, muy cuestionado por su mismo grupo de TGC. Este tipo de apertura y diálogo suele generar temor en muchas personas, pero Keller ha demostrado que es posible aprender de diferentes perspectivas y enriquecer la fe a través de la diversidad.
Otro aspecto que admiro profundamente de Keller es su interacción con la cultura. Ha sabido escuchar, enfrentar y dialogar con la cultura contemporánea. Su ministerio es un ejemplo de cómo acercarse a la sociedad de manera sana y contextualizada, sin comprometer los principios fundamentales de la fe. Ha demostrado que se puede ser fiel a las creencias cristianas y, al mismo tiempo, ser relevante y compasivo en el mundo actual.
Pero lo que más me ha conmovido es el deseo de Timothy Keller de estar con Jesús, por encima de cualquier otro bienestar aquí en la tierra. Su amor y pasión por Cristo son evidentes en sus palabras. Él entiende que conocer a Jesús es lo más valioso que alguien puede experimentar. Su disposición a dejar este mundo y encontrarse cara a cara con su Salvador es un testimonio poderoso de su fe arraigada y su anhelo por la presencia de Dios.
Recientemente, he vuelto a leer algunos de los libros de Timothy Keller, especialmente “Ministerio de Misericordia” y “Justicia Generosa”. Estas obras destacan su profundo compromiso con la compasión y la justicia social, en línea con el corazón de Jesús. Sus enseñanzas sobre el amor práctico y la búsqueda de la justicia son un legado que continuará impactando a generaciones venideras.
La historia de Timothy Keller es un recordatorio conmovedor de la fragilidad de la vida y la importancia de vivir cada día con propósito y pasión. Su ministerio ha dejado una huella significativa en el mundo, y su deseo de encontrarse con Jesús es un testimonio de su fe inquebrantable. En tiempos como estos, su ejemplo nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias vidas y a enfocarnos en lo que realmente importa: nuestra relación con Dios y el amor que compartimos con los demás.