Es cierto que el repertorio de una congregación debe basarse en diversos elementos, como el teológico, el musical y el contextual, pero parece que el algoritmo de las plataformas de música y las redes sociales está ganando cada vez más terreno en nuestra toma de decisiones. Resulta preocupante que el número de reproducciones se haya convertido en un factor determinante para seleccionar canciones en la iglesia. Aunque nadie está investigando específicamente cuál es la canción más reproducida para cantarla en los servicios, la influencia sutil del algoritmo se ha infiltrado en nuestras interacciones en línea. Es fácil caer en la trampa de pensar que las canciones con más reproducciones son automáticamente las mejores opciones para la adoración congregacional. Esta tendencia hacia la popularidad basada en las reproducciones puede llevar a la exclusión de muchas canciones y artistas maravillosos, tanto nuevos como antiguos, que no han recibido la misma atención o promoción en las plataformas de música y las redes sociales. Estos talentosos intérpretes y compositores, con mensajes poderosos y melodías hermosas, a menudo pasan desapercibidos porque no se ajustan a las preferencias del algoritmo o no reciben la misma exposición que los “éxitos comerciales”. Es fundamental recordar que la elección de las canciones en la iglesia no debería ser impulsada únicamente por la popularidad superficial. Deberíamos considerar cuidadosamente la teología y el mensaje de las letras, la calidad musical y la capacidad de conectarse con nuestra congregación. Además, debemos mantenernos abiertos a explorar y descubrir nuevas voces y canciones que puedan enriquecer nuestra experiencia de adoración. Como miembros de la iglesia, debemos resistir la presión del algoritmo y tomar decisiones más deliberadas y conscientes al seleccionar el repertorio. Podemos ampliar nuestras fuentes de descubrimiento musical, explorar diferentes géneros y estilos, y prestar atención a las necesidades y la cultura única de nuestra congregación. Al hacerlo, podemos fomentar una adoración auténtica y significativa, enriqueciendo la experiencia espiritual de nuestra comunidad de fe.
No quiero caer en el error de decir que la música o las composiciones antiguas son superiores a las actuales. De hecho, en el año 2006, cuando me convertí, grupos como Rojo, Rescate, Danilo Montero, y varios artistas de Hillsong eran los más populares y sonados. Sin embargo, como alguien apasionado por la música y su papel en la adoración en la iglesia, he descubierto que al mirar hacia atrás en la historia, se revela una riqueza lírica que a menudo pasamos por alto. Al instante a conversión, solo estaba familiarizado con los artistas contemporáneos que escuchaba. Pero cuando decidí explorar más allá, quedé totalmente sorprendido y boquiabierto al descubrir a grandes compositores de himnos. Me encontré con el poderoso legado de artistas como Don Moen y Ron Kenoly. Al mirar aún más atrás, descubrí a verdaderos gigantes de la fe, como los hermanos Wesley. Charles Wesley, conocido como el “Bardo Metodista”, escribió más de 6,000 himnos, entre ellos destacan “Mil voces para celebrar” (“Oh, for a Thousand Tongues to Sing”) y “Escuchad el Son Triunfal” (“Hark! The Herald Angels Sing”). Sus letras poéticas y teológicamente ricas continúan impactando a generaciones enteras. Isaac Watts, considerado el “Padre de la Himnodia Inglesa”, compuso himnos como “La Cruz excelsa al Contemplar” (“When I Survey the Wondrous Cross”) y “Al mundo Paz” (“Joy to the World”) . Sus himnos han perdurado en el tiempo y se han convertido en pilares de adoración en muchas iglesias. Otro ejemplo inspirador es Fanny Crosby, a pesar de su ceguera desde la infancia, escribió más de 8,000 himnos. Algunos de sus himnos más conocidos incluyen “Dulce Consuelo” (“Blessed Assurance”) y “A Dios sea la Goria” (“To God Be the Glory”). Su testimonio de fe y su habilidad para transmitir verdades bíblicas a través de sus letras son un testimonio de su legado perdurable. Por supuesto, no podemos olvidar a John Newton, autor del himno “Sublime Gracia” (“Amazing Grace”). Esta canción se ha convertido en uno de los himnos más populares y reconocidos en todo el mundo, transmitiendo el mensaje de la gracia redentora de Dios de una manera poderosa. Los himnarios clásicos como “Himnos de Gloria y Triunfo”, “El Himnario Espalda Roja” y “Himnario Cantemos su Gloria” son tesoros llenos de letras profundas y significativas. Estas canciones han resistido la prueba del tiempo y han sido cantadas por generaciones de creyentes.
Es crucial valorar y considerar estas opciones confiables y necesarias. Al unir las canciones tradicionales con las que el algoritmo nos presenta, podemos abrazar una amplia variedad de estilos y expresiones en nuestra adoración. La iglesia, en última instancia, tiene la responsabilidad de aprobar o no una canción, Esto se basa en el criterio doctrinal y la identidad única de la iglesia local, y sobre lo doctrinal podríamos encontrar otro inconveniente. Teniendo en cuenta que el analfabetismo bíblico y teológico alcanzan, hoy en día, los picos más altos en consideración con épocas pasadas, y una evidencia es el arte que se crea. Es importante reconocer que estoy hablando específicamente en el contexto de la iglesia local, donde se toman decisiones colectivas sobre el repertorio de adoración. Cada iglesia tiene su propio enfoque y preferencias, y es esencial mantener un equilibrio entre la tradición y la innovación. En lo personal, también valoro mi libertad cristiana y la capacidad de elegir lo que deseo escuchar en mi privacidad. Sin embargo, al considerar las canciones para la adoración congregacional, debemos ser selectivos y reflexivos. Al explorar y apreciar las riquezas líricas del pasado, así como abrazar las nuevas expresiones que nos brinda el algoritmo, podemos enriquecer nuestra adoración y nutrir nuestra conexión con Dios y la comunidad de fe. Es un desafío constante, encontrar un equilibrio adecuado y mantener una perspectiva informada al elegir las canciones para la adoración en la iglesia local. La diversidad y la inclusión de diferentes estilos y fuentes nos permiten crecer juntos en nuestra fe y celebrar la belleza de la adoración en todas sus formas.